
Se asoma a la puerta con el mate en la mano, habla sin parar mirando a su amigo. ¿Cuál será el tema, cuál será?
Se nota en su boca una mala palabra, que saliendo de el nunca es tan mala.
Manos en los bolsillos, sigue conversando ¿Qué habrá en sus pensamientos? Acaso los duendes jueguen con su razonamiento.
Sonríe, con las manos haciendo señas, tiene maíz en el corazón, trigo en su mirada, en su cabeza la nada jugándole una pulseada.
Saluda a los que pasan, los acompaña a la esquina, con amabilidad devota, hablando de cualquier cosa, vuelve para su casa y charla otra vez tan solo, Roque solito lo ve…a su amigo imaginario que no se separa de el.