La señora de la casa blanca quería tener un perrito, no quería comprar uno de esos que son “de raza”, porque le parece que no son inteligentes.

Me quedé a vivir en esa casa con ella, el primer día extrañé a mi mamá y a mi hermanito, también extrañé a los chicos de la otra casa. Para que no llore a la noche, puso mi linda camita al lado de la de ella y cuando yo lloraba me daba su mano, yo me acurrucaba y me quedaba dormido nuevamente.
Ahora ella es mi mamá, me mima, me baña y da la comida, yo estoy feliz, además tengo también un papá y una abuelita.
La abuelita me quiere, pero a veces me reta porque yo quiero jugar y cuando le toco las piernas le da miedo de caerse, entonces yo dejo de saltar cerca de ella; aunque al rato me olvido y la molesto otra vez.

Mi nombre es Billy, estoy feliz, tengo juguetes para mordisquear, porque no quieren que ande rompiendo cortinas o la colcha de la cama aunque hay veces que me olvido que no tengo que romperlas y después me escondo detrás del sillón para que no me encuentren para retarme, ¡Yo no se como hace, pero siempre me encuentra, eso que yo me hago chiquitito!...
Dice que soy una “Bolita de pelos” o un “Pompón de algodón” de color café con leche y que tenga carita de bueno.
Ella dice que soy un perrito de raza Pichicho, que es la mejor de todas las razas… y si ella lo dice…seguro que es verdad…