Mi momento en el mundo.

lunes, 14 de marzo de 2011

Aventuras en Bicicleta.........

                                                 
    Agus,recién había terminado su práctica de fútbol, incansable siempre buscando de hacer algo mas llegó a su casa saludó con un beso y un abrazo a su madre que ya lo esperaba con la merienda, en un sorbo tomó su chocolatada caliente pidió permiso y buscando su bicicleta con muy fuertes pedaleadas avanzó en busca de alguna aventura.
   Siempre salía a dar vueltas en bicicleta, le encantaba recorrer las calles del pueblo, aunque nunca se le había ocurrido tomar el camino alejado de tierra, pero hoy se le cruzó por la mente que nunca recorrió esa calle empolvada y quería saber que había más allá del pueblo.
   Mientras recorría el camino vio varias tranqueras, eran la entrada a la calle que llevaba derecho a las varias estancias de la zona, sabía que estaba prohibido entrar, era solo para el uso de sus dueños, por eso siguió pedaleando hasta que a lo lejos vio una hermosa arboleda, se imaginó que entre las frondosas ramas de esos añosos árboles; encontraría muchos pajaritos de todas las especies, apuró mucho más su andar quería llegar para internarse entre ellos y contemplar las maravillas aladas que seguramente habría en el lugar.
   Dejó su bicicleta en un costado de la calle y caminando fue adentrándose cada vez más, maravillado observaba como toda clase de aves convivían en el lugar, dos benteveos se peleaban con su piquito tironeando  cada uno para su lado a una lombriz que seguramente deseó no haber sacado su cabeza de la tierra.
   Vio un hormiguero, se sentó en el suelo para observar mejor el trabajo de tan diminutas hormiguitas, se le pasó el tiempo viendo como trataban de sacar una piedrita que el mismo colocó obstruyendo la entrada, juntas hicieron denodados esfuerzos para dejar libre el acceso a su  hogar, entonces las que venían cargando palitos, restos de hojas para el alimento del invierno pudieron por fin entrar y guardar sus tesoros que compartiría toda la comunidad llegado el frío invierno.
   Se paró de un salto cuando una lagartija pequeña se asomó entre el pastizal a pocos centímetros de donde el estaba, la cara verde y la lengua que sacaba con rapidez lo asustó.
   Sintió de pronto que algo estaba pasando en el bosque, porque ya no se escuchaba el bochinche de los pajaritos, era como si todos ya se hubiesen ubicado en sus respectivos nidos, miró el cielo y se dio cuenta que había estado muy entretenido mirando las aves y los insectos, el sol ya se había ocultado y pronto la noche lo taparía con su manto.
   Quiso desandar el sendero hasta la calle y pronto comprendió que no había prestado atención al camino y que estaba perdido, no sabía como salir del pequeño bosque, era pequeño porque solo eran muchos árboles plantados en una hectárea que servían para  frenar un poco los vientos en tormentas fuertes, pero tanto había caminado que ahora se sentía atrapado.
   Comenzaba a asustarse, pensaba en su madre que ya estaría preocupada pues todavía no había regresado, una lágrima intentó escaparse de sus ojos pero pronto la contuvo cuando   dos perritos que se notaban visiblemente abandonados pasaron corriéndose uno al otro
en un juego que le pareció muy divertido, entonces pensó que tal vez los canes fueran hacia la calle, quizás buscarían comida en alguna de las bolsas de basura del pueblo, con esa esperanza avanzó detrás de ellos y así acertadamente llegó a la calle que si bien estaba a unos cuarenta metros de su bicicleta pero ya podría por fin orientarse y volver a los brazos cariñosos de su preocupada mamá y a pelear nuevamente como cada noche con sus dos hermanitos para ducharse primero antes de la suculenta cena preparada con amor.