Mi momento en el mundo.

viernes, 29 de abril de 2011

Un niño llamado Benjamín....

    Las órdenes para Rikay fueron claras….miró a su superior….quiso objetar y cuando advirtió su movimiento y su intención, el jefe de la flota, con rapidez  se adelantó y casi gritando le preguntó: -¿No entendió lo que se le ordena…?. Rikay desistió de hacer comentarios, después de todo, el estaba bajo sus órdenes y cuando lo alistaron le habían aclarado muy bien que no debía pensar…solo actuar, cumplir con todo lo que sus superiores le ordenaban, se trataba de sobrevivir, de cuidar el equilibrio universal.
   Entrenó todas las horas que le faltaban hasta su despegue, se dedicó fieramente a esa tarea, para olvidar lo que tenía que cumplir, cada disparo en su mente era un: -No pensar, no objetar, solo cumplir…- tantas veces lo repitió durante sus ejercicios de supervivencia que se convenció, que eso era lo correcto.
   Le dieron todas las instrucciones, sabía que estaba solo en  su misión, no tenía que ser visto por nadie, era muy diferente a los demás y si detectaban su presencia lo matarían sin miramientos, pues esos seres eran malvados, belicosos, sin sentimientos….
   Si todo salía bien en su vuelo, llegaría a un lugar apartado, inhóspito según los datos que le proporcionaron, nadie lo vería y podría cumplir su misión….todo estallaría cuando el ya estuviese viajando a salvo en la vuelta  al hogar…
   Llegó la hora de partir…Rikay se vistió con el traje que soportaba la presión ejercida por la velocidad de la luz…antes de subir las escalinatas….sus compañeros en fila con adusto gesto militar le dieron la despedida tal como se saluda a un héroe…siempre lo hacían así. Terminada la ceremonia subió por las escalinatas, listo para encender su nave y emprender el viaje que lo llevaría a un lejano lugar del que solo sabía sus idiomas y de la maldad que anidaba en esos seres….
   Pronto se encontró viajando  a su destino. Puso la nave en automático e intentó relajarse, se inclinó  para su derecha  para alcanzar la carpeta con sus órdenes, el título de la tapa sacudió sus sentidos, aunque eso no le estaba permitido, pero no pudo evitarlo al ver escrito en signos la palabra “Exterminio….”
   Revisó el maletín que le habían entregado y repitió una y otra vez para no olvidarlo el código para la detonación, cuando esa caja  explosiva dejara de enviar señales, su gente sabría que el había cumplido con su misión, ya tenía asumido, que no les importaba su regreso, si algo fallaba en su vuelta no era importante….muchas veces sus compañeros en misiones similares por explosiones antes de tiempo habían perdido la vida, era un riesgo que todos ellos  sabían que estaba entre las posibilidades, lo que jamás debían hacer era ser vistos o tratar de acercarse a ningún ser viviente….No….eso jamás….
   Marcó el rumbo  en automático para poder descansar, estaba extenuado, su preparación había sido hasta último momento muy intensa…
   Recordó a su familia, estaba unido a la más bella mujer, tenían dos hermosos e inquietos hijos… deseaba tanto poder estar mas tiempo con ellos…
   Casi no podía encontrar en su memoria  en que momento había jugado con los niños, tampoco recordaba en que momento les había dicho que los quería…. Pensó que si todo le salía bien pediría permiso para estar con ellos aún a costa de un castigo….se le hacía muy dura la vida en su trabajo, tan dura que el mismo ya se había endurecido demasiado…
Recostado en la litera su pensamiento lentamente se fue cerrando. Dormiría hasta que la nave llegara al punto programado……….



   Benji estaba feliz con el viaje con sus hermanos y sus padres, nunca habían ido de vacaciones….es que el trabajo tenía a su papá muy absorbido hasta que cayó en la cuenta que su familia y el mismo, necesitaban de una salida…lejos de los problemas, de los ruidos y la locura de todos los días…todos estaban dispuestos a disfrutar una semana de paz, de juegos y  veladas muy largas sin pensar  un horario para levantarse… se acostarían cuando sus ojos cansados empezaran a cerrarse y dormirían hasta que sin ningún reloj,  sus ojos  se abrieran….
   Hicieron la última carga de gasolina por el camino, la casita que habían alquilado estaba muy lejos de la ruta estatal, un camino de tierra los llevaría hasta la vivienda, tenían todo allí, comida, calefacción para las noches frías,  grandes y frondosos árboles que la rodeaban…tenían formas raras, nunca habían sido podados, parecía que sus ramas podían tocar el cielo.
   La casa era una cabaña de madera, tenía una galería con una hamaca y una mecedora, hermoso lugar para contemplar las estrellas en alguna  noches cálida.
   Adentro sus muebles eran de madera rústica, ordenados  exquisitamente y en sus paredes habían colgado adornos con muy buen gusto, era un lugar de ensueño,  lo que más les gustó fue la estufa de leña, con una gran alfombra delante que les incitaba a tirarse en el piso para leer y jugar cuando el sol se escondiera.
    A unos cien metros de la casa un arroyo llevaba hasta ellos la melodía del agua corriendo y golpeando contra las piedras…su agua era límpida, transparente, se podía ver el fondo, no era nada profundo, ideal para refrescarse si tenían algún día de calor.
   Apenas llegaron a la cabaña, Benji y sus hermanos corrieron a conocer su interior…gritando y atropellándose entre risas y empujones llegaron al dormitorio que los tres compartirían, inmediatamente comenzaron con la guerra de almohadones, sus  risas  y gritos felices formaban eco que nadie podía escuchar, solo ellos, pues no había ninguna casita en los alrededores, esta hacía dos meses que se había terminado y como sus dueños tomaron trabajo en la ciudad, decidieron ponerla en alquiler en temporada de vacaciones. El lugar era especial para descansar y parar el reloj.
   Los chicos ayudaron a sus padres a bajar las maletas, entre todos acomodaron la ropa en los placares, dejaron todo en su sitio y se prepararon para dar un paseo por los alrededores, se veía tanta naturaleza, tanto verde rodeando la cabaña, que a ninguno  ni por un momento se les cruzó por la cabeza en descansar del largo viaje….la emoción no les  hubiese permito cerrar los ojos  para descansar…así riendo, cantando y saltando las piedras del angosto camino llegaron al arroyo y  papá, mamá e hijos hicieron un campeonato de quien tiraba las piedras mas lejos…por supuesto que todos dejaron que Benji ganara, era el más chiquito, a eso se debía su nombre…Benjamín, consentido de sus padres y sus hermanitos.
   Ya bajaba el sol cuando pegaron la vuelta a la cabaña,  por el camino fueron juntando flores  silvestres de variados colores para  colocar en un jarrón que habían visto vacío sobre la mesa de la sala.
   Al llegar y tomando su turno uno a uno de dieron una ducha y comenzaron a preparar la  primer cena de estas vacaciones que se estaban presentando maravillosas.
   Mientras papá y mamá entre caricias y sonrisas se avocaban a cocinar, los tres traviesos, golpe va y golpe viene, risas y trabadas a ver quien se caía  sin esquivar la traba, todo eso a la vez que iban poniendo el mantel  y todos los utensilios para  que la mesa quedara impecable para sentarse a disfrutar lo que se olía como un exquisito menú.




   Un agudo sonido hizo que Rikay abriera los ojos…estaba en el punto justo en que debía aterrizar, tenía que prestar mucha atención al descender, era un explosivo muy poderoso, no podía cometer errores si quería ver a su familia nuevamente.
   Muchas luces se encendían en el tablero de la nave, con mucha calma fue apagando unas y encendiendo otras, buscó el claro que figuraba en los mapas  de la carpeta, y con sus años de experiencia, lentamente fue posicionando el aparato para que descendiera en forma vertical  en el descampado que se encontraba escondido rodeado de árboles. Muchos de sus compañeros ya habían aterrizado  ahí en ocasiones anteriores, cuando los enviaban a estudiar y observar a las personas de ese sitio.
   Como un flash se le vino a la memoria las filmaciones que le habían mostrado sobre la irracionalidad, maldad, violencia que cabía en la mente de los hombres.
   Recordó los hermosos montes que se habían convertido en desierto por la avaricia de unos pocos que habían talado las arboledas para ganar una hectárea más para la siembra, como los ríos se iban quedando sin peces a causa de los barcos pesqueros que sacaban las crías para hacer alimento para mascotas, como esas aguas vacías se habían contaminado por la minería a cielo abierto y por los desechos tóxicos que algunas fábricas derramaban en la margen de los ríos.
   Lo que más le había impactado era como personas adultas raptaban criaturas  vendiéndolas para darle satisfacción sexual a algún  excéntrico y  depravado millonario, ver como en las esquinas se vendía una sustancia que el no entendía bien que era, pero que por ella podían llegar a matar para conseguirla….y eran niños…como los suyos…un escalofrío le recorrió sus vértebras…de donde el venía eso ni siquiera se podía imaginar que ocurriera, ni la mente más fantasiosa de su gente podría  inventar una situación de ciencia ficción así…sin embargo en ese lugar estaba ocurriendo, por eso el estaba allí, había que terminar con todo.
   Pensó que tal vez entre toda esa gente hubiese uno que valiera la pena salvar, pero volvió a recordar la crueldad de las guerras que una tras otra se sucedían solo para conseguir un metal de color amarillo dorado u otro líquido espeso, viscoso de color negro, le habían explicado que el primero servía para adornar el cuello, las orejas o las muñecas de alguna señora o señor  coquetos y que el líquido lo usaban como combustible,  por esas cosas la raza humana se mataba entre sí…niños con armas…mujeres con explosivos…y ahora ya manipulaban la energía atómica…eran un peligro para el universo…….debía cumplir con sus órdenes para mantener el equilibrio, ninguna persona de ese lugar podía ser buena….su jefe tenía razón, no tenía que dudar ni un instante de que hacía lo correcto………
   Bajó las escalerillas y vio como  las verdes ramas de los árboles se mecían ayudadas por  la suave brisa, y se dio cuenta que en ese lugar no había desierto…había árboles  y a los pies de sus anchos troncos se extendían flores de todos colores  sobre las que varias mariposas se posaban. Una ardilla lo vio y se quedó inmóvil tratando de  pasar desapercibida, cuando se dio cuenta que la había descubierto en un rápido giro saltó al árbol vecino y desapareció en su copa…tal vez tan asustada como el…
   Rikay siguió caminando embelesado con la maravillosa naturaleza que lo rodeaba, nada en ese lugar era parecido a otros a los que viajó, le extrañó que la gente que habitaba el lugar no lo apreciara lo suficiente como para cuidarlo y vivir en paz…





   Agus, Facu y Benji se levantaron muy temprano esa primer mañana de vacaciones... no querían perderse de nada, desayunaron ruidosamente como lo hacían cada mañana, entre peleas fingidas y quitarse el último trozo de pastel…que porsupuesto siempre quedaba para Benji…
   Con ropa muy cómoda y apropiada para la “expedición” que planeaban, salieron los tres a recorrer los senderos que bordeaban la casa, les habían dicho que por ellos se podía encontrar distintas especies de animalitos, el más entusiasmado con encontrarlos era Benji que con sus pícaros cuatro años ya sabía como sacar comida de la cocina para alimentar a cualquier ocasional mascota que pudiese hallar.
   Los más grandes, aunque niños también, fueron a jugar a la orilla del arroyo, mientras Benji muy entusiasmado con su manito en el bolsillo tocando el trozo de pastel envuelto en una servilleta, siguió caminando por el sendero en busca de alguien a quien ofrecerle el rico desayuno.
   Rikay caminando por el mismo sendero pero con mayor agudeza visual a la distancia  divisó a alguien que pronto también iba a verlo a el, por lo que rápidamente se encaramó en un ancho árbol, estaban tan cubiertas de hojas las ramas que aunque miraran hacia arriba,  no podría ser encontrado.
   Así se fue acercando el niño por el camino…con una sonrisa hermosa que le iluminó la carita cuando vio un venado que le salía al encuentro….con presteza sacó el trozo de pastel del bolsillo y feliz vio como se lo devoraba de su mano…muy satisfecho con el desayuno, el animalito volvió a internarse en el bosque como si el trato recibido de ese niño fuera común para el todos los días.
   Le quedaban algunas miguitas todavía en la mano, las puso sobre una pequeña roca se sentó y quedó a la espera que las hormigas que merodeaban por allí se dieran cuenta que tenían comida para su cueva y se quedó  observando como poco a poco se iban llevando las migas para alimento de su comunidad.
   Rikay, observó atentamente la escena y lo dejó registrado en su retina, siguió inmóvil para no ser captado por la mirada del niño, nadie debía verlo así se lo advirtieron…
   El pequeño como si una idea brillante le asaltara…con su sonrisa en el rostro…salió corriendo hacia la casa, entró como una tromba, buscó un jarro le puso agua tomó otro trozo de pastel y se dirigió nuevamente al camino en busca de más animalitos.
   Rikay  en un solo salto bajó del árbol para volver a su nave, pero el niño lo sorprendió en el intento, ambos quedaron mirándose, sumergidos en sus pensamientos, en su extrañeza.
   Rik dio un paso atrás cuando vio que el niño metía la mano en el bolsillo, pero solo sacó un trozo del pastel aplastado y se lo ofreció en gesto de amistad, también le ofreció el jarro con agua, no le extrañaron sus orejas terminadas en punta, ni se había dado cuenta que tenía los ojos  con una pupila alargada y eran de color amarillos, tampoco se asustó al ver que cuando extendió sus manos eran con siete dedos, ni le dio miedo que sus piernas fueran algo dobladas como una langosta lista a saltar…solo ofreció en sus manitos  comida y agua para un nuevo amigo.
    Se sentaron juntos en la roca, Rikay preguntaba cosas en  el idioma  con un acento muy raro y Benji le contaba de sus hermanitos de su papá y su mamá, de la escuela y los compañeritos, del amor de sus abuelitos y de lo feliz que estaba con esas vacaciones en familia, le habló de su perrito que lo había dejado en casa de su tío y lo extrañaba mucho…en esa conversación el niño fue mostrando su corazón a ese ser  tan raro, aunque el lo veía muy normal, solo diferente nada más…diferente como esa compañerita que iba a la escuela en silla de ruedas…o como el  vecinito al que le faltaba una mano, solo diferente…nada más…


   El sol fue  escondiendo su luz y la voz de su mamá llamándolo para que volviera a la cabaña  sorprendió a estos extraños amigos mientras hacían dibujos con una vara en la tierra, Rikay en ese dibujo le mostraba al niño donde estaba su casa…allá en una lejana estrella que  todavía no había aparecido en el cielo, pero el dibujo era muy claro, y cuando apareciera, Benji, desde la galería de la cabaña podría verla, aunque si lo contaba a sus hermanitos solo causaría en ellos, risas...
   Había llegado la hora de despedirse, el pequeño le preguntó si podrían encontrarse al otro día a lo que Rikay contestó que ya debía irse, pues en su mundo a el lo estaban esperando sus hijos,  la mano con siete dedos se extendió para saludar al niño, y se quedó esperando el apretón porque Benji de un salto lo abrazó como si fuera un amigo muy querido que tenía que partir, sorprendido por el gesto correspondió a ese abrazo y un nudo le bailaba en la garganta, nunca había tenido esa sensación, nunca se le habían humedecido los ojos, era la primera  vez que esto le ocurría, pero le gustó ese sentimiento, le gustaría llegar a su mundo y que todos conocieran  ese estado de tristeza y alegría.
   Aun sintiendo el cálido abrazo  ambos se separaron, Benji fue corriendo a su casa y llevándose todo por delante llegó hasta su mamá y le contaba agitado que había estado con un ser de otro planeta, se lo contaba muy rápido como para no olvidarse nada…sus hermanos se miraron y se guiñaron un ojo con una sonrisa cómplice…su mamá después de dejarlo hablar lo abrazó cariñosamente como demostrando que le creía y le dijo que ya era hora de bañarse para sentarse a cenar, porque habían estado tan entretenidos los tres que ni siquiera habían querido ir a almorzar…pero era el primer día de vacaciones y todo valía…lo importante era pasarlo muy felices…ese era el fin….disfrutar como quisieran….
   Rikay seguía sintiendo el calor de ese cuerpecito pequeñito abrazado a el en la despedida, estaba madurando en su cabeza la excusa que le daría a su superior del porqué no había exterminado a los humanos de la faz de la tierra, debía ser muy convincente si no sería su propia vida la que corriera peligro y mandarían a otro a cumplir con lo que el no había podido…
   Se acomodó en su butaca, encendió su nave y pronto se halló de nuevo en el espacio, volando hacia su hogar…repitió  todos los movimientos  necesarios, puso en piloto automático y volvió a recostarse para descansar pero no pudo, pues la imagen de la bondad de Benji le llenaba la memoria tapando todos las imágenes que le habían mostrado en su planeta de la maldad de los humanos….se preguntó…como podían haberse equivocado tanto al juzgarlos, se sintió feliz de haber sido descubierto por el niño, porque de haber sido como se lo habían ordenado hubiese cometido una tremenda injusticia, su orden era exterminar la raza humana de la faz de la tierra, que terrible para su conciencia hubiese sido de no haber encontrado al pequeñín en ese bosque.
   Pensó. –No era un desierto, había árboles, flores, agua y no había peleas, esa familia era muy unida y se querían mucho. Sintió alegría… y en el acero de la nave pudo ver su rostro y en el dibujada una sonrisa…le gustó la sensación…nunca había sonreído, nadie en su planeta lo hacía…
   Llegó el momento de enfrentar a su superior y explicar el porqué volvía con el maletín sin detonar, se le ocurrió una idea, bajó las escaleras de la nave con una sonrisa dibujada, al verlo, todos sus compañeros quisieron dibujar el gesto, a algunos solo les salió una mueca, ya aprenderían…su jefe estaba frente a el con el seño fruncido requiriendo una explicación, pero Rikay no habló, solo se le acercó y lo abrazó….fue la mejor manera de demostrar porque no cumplió con la misión…y todos se abrazaron…


   Tal vez la historia no hubiese sido así, con un final feliz si en vez de ser Benji quien encontraba  a Rikay hubiese sido su papá o su mamá y hasta sus hermanos que ya conocían el miedo, ya no eran tan inocentes…tal vez hubiesen reaccionado como lo hacen todos los adultos,  queriendo destruir todo lo que les causa miedo o  es desconocido, y esa reacción se  transforma en un bumerang.
   Y la tierra continuó girando…las vacaciones se terminaron y volvieron a su hogar, pero ninguno supo, el mundo no se enteró, que aún estaban ahí gracias a la inocencia y el amor de un niño llamado Benjamín.
  

  “Solo el que sea como un niño podrá entrar al reino de los cielos”
                                                            (Mt 18:3).