Adelantemos
el trabajo este Domingo- dijo él
Sí lo
vamos a adelantar- contestó ella, casi como un suspiro.
En la
mente de la mujer, para sí misma, la contestación fue –Sí adelantemos el viaje
a la tumba,
no
respiremos el aire puro de la campiña ni en Domingo, que no nos pegue el aire
en el rostro para sentirnos vivos, sigamos respirando el aire viciado, día tras
día. Hagamos segundo a segundo que los pensamientos y las conversaciones sean
sobre lo que hay que conseguir, lo que hay que pagar. Sí, adelantemos el
viaje, tal vez, el último domicilio, sea
el único en el que pueda disfrutar la tierra, porque ese lugar nunca puede ser
peor que este. Tal vez en mi morada, pueda ver como los rosales se alimentan de
mí y hasta quizás pueda sentir el aroma de las flores, desde otra dimensión el
descanso puede llegar. Sí, adelantemos el trabajo, hagamos de él nuestro seol,
para que llegue más pronto la muerte,
hace tiempo que la conozco, su nombre es “lucha sin futuro”-.
Él no escuchó su respuesta dicha casi en un
susurro, volvió a sugerir –Adelantemos este Domingo el trabajo-
-Sí,
adelantemos la tumba- contestó ella
-¿Qué
dijiste?-
-Nada,
nada, estaba distraída en otra cosa -se excusó la mujer- sí, sí, adelantemos el
trabajo.