Nada puedo hacer con este, mi corazón roto
nadie, nadie entiende que debo cambiar por otro,
otro que galope como aquel caballo bronco
y disfrute el llanto del cielo dando en mi rostro.
Borra rápido con la
simple brisa de un soplo,
ese amor vivido con la demencia de un loco,
pero que hoy se a perdido entre una pila de escombros.
dándole niebla para
que no vean mis ojos,
porque de llorar mi llanto se han vuelto vidriosos,
al sufrir el duelo de aquel adiós frío y tosco.
¡Venga un corazón nuevo, para días gloriosos!
¡Venga un corazón nuevo, reposando en tu hombro!