Mi momento en el mundo.

sábado, 12 de marzo de 2011

Rencores..........

    Cada día que pasa en nuestra vida y cada situación que acontece nos enseña mucho más de las personas, creemos  que el corazón o el alma de ellas siempre destilan bondad, que solo se equivocan  y nos maltratan porque el momento que se les plantea es difícil y no les permite razonar, les damos tiempo, siempre tratando de no llevar las cosas a mayores, aún pasando de malos o de idiotas, creyendo que cuando la situación se revierta, cuando se encuentren bien, cuando la vida les regale momentos felices su corazón de seres humanos va a estar más abierto a la plática para solucionar o dejar en el olvido un error o equivocación, tal vez una mala interpretación y muchas veces, la mayoría, el echar la culpa al otro porque tuvo una mala elección de los caminos de la vida.- Nunca fue culpa propia el elegir mal, no…, siempre culpa de otro-. Y así muchas veces con el corazón acongojado, nos alejamos de esa persona, para darle el tiempo para que razone, si intentáramos dialogar con ellas en el momento del arranque de furia sería iniciar una guerra, entonces aún pasando por malos o cobardes nos alejamos para no seguir en la contienda.
   Si esa persona tuviese un corazón noble, con el paso del tiempo se daría cuenta del error de interpretación, o del error de increpar mal a quien no le hizo ningún daño.
   El tiempo, corto tiempo, sería suficiente para alguien de nobles sentimientos, para nada interesada, se diera cuenta que no debe maltratar a alguien por lo que otro allegado a ese ser le haya echo.
   Pero, cuando el tiempo pasa, vemos que nada hace que razone, entonces el alma pura de sentimientos buenos, se acerca a esa persona para lograr algo sano para el corazón de todos, si la otra persona era orgullosa pero buena, olvida el pasado, lo entierra en la grieta más profunda de la tierra y comienza de nuevo, no increpa nuevamente a quien quiere acercarse, lo acepta y mira para adelante, vive con su corazón sin rencor, libre de maldad.
   En cambio, es muy fácil distinguir el alma negra, el alma con maldad, ese ser que no le importa a quién lastima con tal de ser siempre vencedor sin razón en toda contienda.
   Así, la persona que se acercó para solucionar los errores de ambos, o para olvidar y comenzar de nuevo, se ve rechazada, duele, pero se supera, porque el  o ella, no tiene el corazón enfermo de odio, pero, también aprende, sí aprende a no acercarse más, a dejar que la vida y el cielo se encarguen de abrir los ojos a quien tiene tanto rencor, pues si siguiera acercándose su alma también terminaría envenenada, así se aleja, y deja a la bendita vara de Dios que se encargue de juzgar a uno u a otro.
   Si somos buenos, también perdonamos al rencoroso, pero perdonar no significa dejar que nos vuelvan a agredir, perdonar en esos casos es alejarse con el corazón limpio y libre. Porque sabemos, que esos seres, aunque digan: -Soy feliz-, jamás lo serán, porque  nunca podrá ser feliz  un corazón amargado por el odio y el rencor.
                                                                

El verdadero fracaso

   La vida está hecha de sueños, de anhelos, de esperanzas, de ilusiones, a veces buscados con fuerza, sorteando piedras, barreras, tirando abajo todas las barricadas que son obstáculo para llegar a cumplirlos.
   Otras veces, el temor al fracaso, nos deja estáticos, paralizados, débiles para  derribar los muros que nos separan de nuestros sueños, tenemos miedo a fracasar, la sola idea de no lograrlo nos quita la fuerza para intentarlo.
   El sabor de la derrota es muy amargo, pero la parálisis del miedo es peor que la hiel.
   Cuando no lo intentamos, nos sentimos miserables, débiles, la culpa de la inacción nos invade y nos acompañará durante toda nuestra vida.
   Queremos dar el paso…, terror, temblor, incertidumbre por lo que vendrá, quedamos nuevamente ahí…, parados, quietos y otra vez la culpa, otra vez el: -Si yo pudiese-, -Las cosas no se me dan-, -Nadie me ayuda-
   ¿Quién puede ayudarte a vencer el miedo, más que tú mismo? Son tus sueños, son tuyos, solo tuyos, nadie puede vivir tus sueños, solo tú.
   Tus sueños son muy importantes, por eso,  es a ti, a quien le toca pelear por ellos, derribar todas las barreras hasta llegar a tu meta, no necesitas un primer lugar, lo que necesitas es demostrarte a ti mismo que puedes intentarlo.
   Tus anhelos no son una utopía, el mundo está lleno de miles de personas que demostraron que si lo intentaban, lo que otros llamaban imposible, para ellos, fue posible.
  No temas a los fracasos, forman parte de la vida misma, al igual que la risa y el llanto.
  Fracaso no es, no alcanzar los sueños, fracaso, no es, no llegar, el verdadero fracaso está, en no haberlo intentado nunca.