En el oscuro y vacío abismo de sus pensamientos
ni un hilo de cordura enhebra sus memorias.
No surgen manantiales de palabras
que puedan describir tan angustiosos sentimientos.
Callados labios, sellos que lastiman y provocan
deseos incontrolables de acabar en un comienzo.
Dolor del valiente, que en silencio queda acobardado
queriendo gritar, más, quedándose callado.
Apaga un alarido impotente en la garganta
devuelve una sonrisa que ahonda su quebranto.
Muy negro es el espacio que le cobija el alma
muy blanca y vacía la hoja escrita de su vida.
Intenta y no puede derribar esa atalaya
creada por defensa de disgusto a lo vivido.
Los gritos se ahogan en silencios infinitos
le lloran los ojos, por leer lo que no ha escrito.