Surgen tantos “opinólogos” en los programas de televisión y
en las redes sociales, todos saben de economía, de política, de criminalística,
o sea, parecen sabios.
Sabios encerrados
en sus propias opiniones, en su pobre
concepción del ser humano, en su pobre mirada para con el “otro”, realmente
pueden dar pena y también rabia.
Están ensañados con
las pobres personas que cobran una mínima jubilación, sin siquiera acercarse a
alguna de ellas y preguntarles cómo fue que quedaron encerrados en ese
miserable sistema, en esa perversidad del sistema.
Critican a la gente
que, no por izquierda, sino por medio de
una ley hicieron una moratoria y se jubilaron sin aportes previos, aportes que
pagaron en su moratoria. Tal vez esos mismos que critican el otorgamiento de
esas jubilaciones, en su casa tuvieron un jardinero que dos veces por mes les
cortaba el césped y al que le “pichuleaban” el precio que les cobraba por hora,
pero jamás pensaron en hacerle los aportes ni pagarle un seguro. Tal vez esos
mismos que se alarman con el otorgamiento de esas jubilaciones, por otro lado
miserables, tenían en su casa una
muchacha que les limpiaba dos o tres veces por semana, o a alguna muchachita que
les cuidaba los hijos y jamás se les ocurrió pagarles un sueldo en blanco con
los correspondientes aportes. Claro, era suficiente según su estrecha
humanidad, con que se ganaran unos pesos para la comida del día, entonces hoy
todos esos, salen a decir que el sistema jubilatorio está quebrado a causa de
esas jubilaciones, estoy segura que si pudieran, harían la quita de esos
beneficios, porque ellos siempre fueron los iluminados, estudiosos y
trabajadores, mientras los otros unos aprovechados del Estado.
Pues bien, muchos
de esos “aprovechados” pagaban los impuestos de sus casas, el IVA en sus
consumos, etc., impuestos que se utilizaban para que los iluminados estudiaran
gratuitamente en las escuelas públicas, cosa que ellos no podían porque
ayudaban con su sueldo a sus padres, hermanitos o hijos. O sea que ¿si no
tuvieron aportes había que dejarlos morir de hambre en su vejez?
Por un lado están las jubilaciones mínimas arriba
detalladas, pero por otro lado están las jubilaciones de los empleados
estatales, maravillosas jubilaciones, ¿Saben porque? Porque en actividad
tuvieron fabulosos sueldos pagados y mantenidos por trabajadores autónomos y
monotributistas, que en su época activa
pagaban monotributo, DREI, Ingresos Brutos, IVA, Impuesto a las Ganancias, etc., etc., y hoy
también cobran una jubilación mínima, porque el sistema jubilatorio es tan
perverso, que pagaron fortunas en impuestos pero no les permitió hacer aportes
mayores para mejorar el sueldo de su vejez, entonces esas personas que
aportaron al país, una vez que se jubilan y por razones de salud no pueden
seguir trabajando, deben de deshacerse del auto, la casa y muchas de las cosas
que habían logrado con sus negocios o empresas, no hablo de grandes negocios,
no hablo de grandes empresas, esas tienen el futuro asegurado, hablo del
almacenero del barrio, hablo de la costurera, del mecánico del pueblo…
Por eso me indigna con la liviandad que te dicen y te
quieren hacer creer, tal vez ellos lo creen, que el sistema de jubilaciones está
quebrado a causa de la cantidad de jubilaciones mínimas.
Que el Estado falló, no tengo la menor duda, jamás durante
cientos de años, se preocuparon por el empleo en negro, ahí sí está el
problema, la carga muchas veces imposible de pagar de leyes sociales y de
sindicatos, obras sociales, impuestos, generó muchísimo empleo en negro,
tampoco se soluciona. De una cosa estoy segura, nada se va a solucionar
culpando a los más pobres y en este caso, como en muchos, nunca es más valido
decir: “El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra”.