La levanta en las noches su locura
para hilar con la seda de la tinta
esa historia tan fresca, tan distinta
que le borra su dejo de amargura.
Con las letras el muro ya se pinta
desgranando en el beso la ternura,
o tristezas de muerte y de negrura,
es palabra, poesía, casi extinta.
Sobrevuela la loca en su delirio
por el vértice pálido de ojera
mientras deja grabado su martirio.
Ya cubierto de rosas de albardera
va encendiendo rubores ante el cirio
porque ¡rompe un poema la barrera!