Mi momento en el mundo.

martes, 22 de agosto de 2017

Una noche...en mi diario


  El silencio parece retumbar en la oscuridad, se sienten los latidos del reloj que acompasan a los míos, intento retomar el sueño pero, es imposible. Los músculos de mis piernas se sacuden como si fueran de otro cuerpo, laten y se mueven desenfrenados, no tengo control sobre ellos. Un temblor nervioso invade mis entrañas, no soporto más la espera de poder dormir. Me levanto,  es la una de la madrugada del día martes 22 de agosto, voy a la cocina y entibio un poco de leche a la que endulzo con sacarina, dicen que es una buena panacea para el insomnio.
   Mientras bebo los sorbos de leche pienso,  pienso que en la tarde, sin falta voy al doctor para explicarle sobre esos movimientos involuntarios de mis piernas, no lo puedo postergar, me digo, porque es muy molesto. Cerca de las cuatro y media de la madrugada vuelvo a la cama para ver si puedo caer en los brazos de Morfeo. Cinco y treinta  de esta misma madrugada suena el despertador y me arranca de la cama, justo cuando me había quedado dormida.
   A las seis de la mañana ya estoy trabajando, con las manos y la cabeza, aunque los músculos de mis piernas además del movimiento que les obligo a hacer, también trabajan por su cuenta. El nerviosismo es general, parece que dentro de mí, hubiese otro organismo moviéndose.
   A las cinco de la tarde según lo tengo agendado, el doctor  debería estar ya en el consultorio, por lo que me dispongo a hacerle una visita.
   Al llegar noto una diferencia de otros días, no hay gente esperando, toco la puerta y está cerrada, llamo por el portero eléctrico y una voz muy amable me dice que el doctor está de viaje, vuelve recién mediados de setiembre. Agradezco la información y vuelvo a mi hogar, con la firme convicción de que mañana iré a la doctora que atiende los días miércoles.