No me abandones nunca, quédate conmigo.
Si te fueras, perderían transparencia mis ojos,
se enturbiaría mi mirada.
Quiero seguir viendo a través de ti las madrugadas
con sus gotas de rocío humedeciendo mis palmas.
Ver contigo el ocaso rojizo del horizonte infinito.
Sentir junto a ti el beso de las gotas de lluvia,
cuando ruedan por mi piel para caer
en un abrazo eterno a fundirse con la tierra.
Si me faltaras, no sabría como escuchar
la dulce sinfonía de la risa de los niños
Quiero sentir que sonríes en mí
ante el milagro maravilloso de la vida
Que me confortas ante la pérdida
del ser que más quería.
Por saberte conmigo, perdono a quien me lastima.
Si pensase en tu inexistencia, el abrir los ojos
en los despertares, perdería el motivo.
El canto del canario, la belleza del ruiseñor
quedaría sin encanto.
No puedo imaginar una vida sin ti.
De no pensarte, la noche perdería el misterio.
En el firmamento, el faro nocturno con sus diademas
dejarían de ser inspiración a la poetisa.
El caudaloso río no rugiría en su huída serpenteante.
El ancho mar dejaría de bramar
cuando rompe contra las rocas la cresta de las olas
coronándolas con su espuma.
Los rayos y centellas no serían mensajeros
del ronco estampido ensordecedor del trueno.
El viento no silbaría su mejor melodía
ni el sol sería brasero encendido del invierno.
Sin ti no habría fantasía, todo lo perdería
sería oscuro, nada…
Alma, tú eres mía como yo soy tuya
Por eso no quiero saber de tu ausencia
porque sin ti la vida…mi vida
no tendría rumbo, sentido, ni esencia.