Escuchen, es la voz de Jesús que pregunta
¿No se cansan de hacerme nacer
para verme morir en la cruz?
Y vuelven a hacerme padecer una y otra vez.
Adoran el instrumento donde me dieron muerte
la hacen de oro porque es más fuerte.
Acaso tú, ¿Adoras y besas la soga
con que tu padre fue ahorcado?
O tú, ¿Adoras y besas la vía en la que murió tu hermano?
Aquel que besa un crucifijo
¿También besa la bala que le mató a su hijo?
Me hacen nacer cada año, porque traigo paz y amor
pero bendicen las armas con las que van a guerrear
para que entre sangre y muerte la puedan ganar.
Celebran mi sacrificio mientras matan inocentes
que pasan por un suplicio de hambre y de maldad.
Festejan mi cumpleaños pero se olvidan mi esencia
siguen haciendo los daños que hacían en mi presencia.
De mi enseñanza no aprendieron nada
fingen recordarme más perdieron la memoria
que hay que cumplir mandatos para ganarse la gloria.
Muchos se dicen maestros diciendo mis enseñanzas
pero viven en la opulencia disfrutando su vagancia.
No me nombren, me avergüenzan
no me adoren, no son dignos.
No naceré nuevamente
hasta que ustedes no cambien
lo que anida allí en sus mentes.