Nosotros somos como un palito que quiere volar, pero para hacerlo debemos tener atados piolines y en cada punta de ellos un globo.
Al nacer tenemos dos de esos globos atados a nuestro cuerpo, ellos son papá y mamá, se inflan muy grandes para que en nuestro vuelo no raspemos las rodillas contra las piedras, nos elevan y nos guían.
A medida que va pasando el tiempo, somos nosotros que vamos atando más piolines con globos a nuestro cuerpo, los hermanos, los amigos, nuestro amor….
Vamos tratando de volar por la vida con las personas, los globos, que elegimos, pero no todos se quedan con nosotros.
Algunos de esos globos que queremos se desatan solos para ir a atarse a otro palito, otros que creímos bien inflados, se van desinflando y nos hacen raspar un poco.
También están los que como nuestros padres, desatan su piolín de nosotros para irse volando más arriba, hasta el límpido cielo a descansar aunque nunca nos abandonan, nosotros sentimos que nos están viendo, ya nos enseñaron como volar, ya cumplieron con su objetivo.
Hay otros bien amarrados a nosotros, tenemos esos globos que amamos con fuerza y que nos aman, esos que en momentos que estábamos por caer se inflaron mucho más grandes y nos levantaron para que ninguna magulladura quedara en nuestros pies.
Esos, que cuando ya no queríamos volar más, nos demostraron que con su ayuda podíamos seguir.
Todos tenemos de esos globos alrededor. Tal vez no notamos que están constantes a nuestro lado, a ellos debemos alzar nuestra mirada y ser nosotros también su globo, y nunca olvidarnos de decirles gracias con un abrazo, un beso, una caricia y un te amo……………