Es la
vida tan rápida y tan corta,
va en
tropel asombrando tu mirar,
sin que
alcances siquiera a descubrirla,
un instante caminas el camino.
Deja
atrás una blanca fina estela
cual
salitre, la espuma de los mares,
¡tan
fugaz es su huella!, desvanece,
sin
poder abarcarla con las manos.
No se
alcanza a peinarle los cabellos
de
los años dorados juveniles,
son memoria
perdida en galopada.
La
neblina ya cubre la razón
por que
cierra un candado el pensamiento,
y los
huesos descansan su cansancio.