¿Qué quieres que yo te diga,
si es que ya todo lo
he dicho?
Tus manos serán mi tumba
y tu mirada, mi nicho.
Viví por ti mil auroras,
mil ocasos compartí
y ahora quedé muy solo,
porque todo lo perdí.
Entre tu vida y la mía
se ha levantado un gran muro,
que no será derribado
por tu corazón muy duro.
Ya nunca podré tenerte
a causa de esa muralla
que te mantiene a lo lejos,
he perdido la batalla.
Podría llevarte rosas,
jazmines y madreselvas,
llenarte de oro y diamantes
mi vida, para que vuelvas.
¿Qué caso tiene, mujer?
Si tú nunca me has querido
aquí tirado en mi catre
trataré de hallar olvido.
Aquí tirado en mi catre,
trataré de hallar olvido,
junto con esta botella
que aviva más lo perdido.