Roxy, se subió a la bicicleta rumbo a la escuela a buscar al más chiquito que todavía está en el Jardín de Infantes, todos los días corriendo carreras al reloj, diríamos, que si su actividad diaria se midiera en la escala del uno al diez, seguro que a ella le mediríamos mil.
Decía, que se montó en su bicicleta, pero antes se puso el teléfono móvil en su bolsillo, por si alguien la llamaba, cosa que doy casi por sentada, pues tiene muchas amigas y siempre alguna tiene algo nuevo que contar, llorar o hacer y son todas para una y una para todas.
Y allá salió muy oronda pedaleando en busca del más pequeño de sus hijos, con muy mala suerte porque el bolsillo de su campera, demasiado chico no quiso sostener su celular y lo tiró al medio de la calle, escuchó el ruido y cuando paró para volver sobre sus pasos a buscarlo sintió que se le estrujaba el corazón viendo como el auto que venía atrás lo mordía con su rueda, lo expulsaba y brutalmente lo daba contra el cordón de la vereda dejándolo herido de muerte, quizás con un derrame de memoria, muerte que recién comprobó cuando no recibía ninguna llamada.
Llegó a la escuela, subió al hijo al asiento especialmente puesto para el en la parte posterior de la bici y decidida a hacer limpieza en su casa (limpia sobre lo limpio), volvió acongojada por la importantísima pérdida que acababa de tener.
Abrió la puerta de su casa, tras la que estaba Doqui, su perrito, esperando a que alguno tuviera que tardar en entrar y así escaparse a la calle, único modo que tenía para darse la vuelta a la manzana y por supuesto así ocurrió.
Aprovechando que los tres hijos estaban muy tranquilos merendando y mirando televisión comenzó con su limpieza. De pronto lanzó un alarido (muy típico en ella),
-Agus, Facu, vengan para acá…. -sin siquiera respirar y subiendo más el tono siguió- ¿Quién me rompió el micrófono de la computadora?-
Realmente, estaba bien roto, con los cables arrancados, la goma espuma de la punta tirada…los dos se acercaron mirándose el uno al otro, con cara de yo no fui, cosa que nadie cree. Los dos al unísono respondieron: -Yo no fui…- Ya estaba enojada consigo misma por la muerte, velatorio y entierro de su teléfono celular y ahora se encontraba con esto.
Roxy ya estaba curada de espanto con esos diablitos, por lo que no les creyó nada y vociferando y conteniéndose como si tuviese un chaleco de fuerza que no le permitía moverse, volvió a la carga: -Díganme quien fue, porque si me entero yo sola les parto la chinela en el trasero- Ahí entró en escena el más pequeñín, (cuatro años), -Yo no fui mamá-.
-Nadie fue- acotó cada vez más enojada- Quiero saber quién fue-
Ahí vino la pregunta del chiquitín, - ¿Si yo te digo que fui yo, me pegás?- a lo que ella tratando de sostener y arreglar los pedazos del micrófono, sin pensar contestó: -Si, te doy con la chinela en el culo-... Entonces el dándo media vuelta, levantando un hombro de manera despectiva salió rumbo al patio a jugar mientras le contestaba: -Entonces… no te digo que fui yo…..-
Por supuesto querido lector, no voy a decir la reacción de Roxy…porque seguramente hubieras estallado en risa tú también en un caso así ¿Acaso no estás sonriendo en este momento…?
Jaajaja, sí, estoy riendo!!! Las reacciones de los chicos nos sorprenden!!!
ResponderEliminarSí. Esa es la respuesta a tu pregunta. Claro que me he reído. Genial la anécdota.
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