Se fue…
y el alma acongojada
el adiós fue un murmullo
tu voz quedó ahogada
Apoyada en tu puerta
te silenciaste en un grito
medio viva, medio muerta
vivir es solo tu rito.
Se fue…
y añorando sus manos
maldeciste a tu suerte
y recordando sus labios
invocaste a la muerte
y te tiraste a morir
al rincón de tu fracaso
y moriste sin vivir
deseando su abrazo.
Se fue…
y volviste a la vida
secando una lágrima
con tu sonrisa fingida
para no darle lástima.
Y seguirás adelante
con la mueca en el rostro
que se volverá constante
pues nunca más, habrá otro.
Sabía que tu elección sería la correcta, la exacta. Caramba, ese sufrimiento acaba de recibir un abrazo con tu poesía, porque lo comprende.
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