Salió de su casa rumbo a querer desentrañar las dudas que atenazan su cerebro y aprietan su corazón. Tantas enseñanzas sobre la fe ciega, taladraron su mente, pero, su rebeldía le traía un conflicto interno difícil de superar, ahora iba camino a una iglesia; erigida en el predio donde hizo la supuesta aparición la Virgen María.
Predio que anteriormente estaba ocupado por una Villa, no precisamente una Villa que se supone de lujo, sino lo que se conoce como favelas en Brasil y en su país se le dice Villa-miseria, porque son construcciones tremendamente precarias, donde el hambre y la falta de acceso a la educación lleva a vivir en la marginalidad.
Entonces su cabeza, siempre buscando una explicación más adecuada y siempre alejada de la palabra “milagro” hizo todas las elucubraciones posibles imaginando los motivos del supuesto invento, dado que en poco tiempo después de la aparición se les dio casas en otro predio a esas personas y en este se levantó una hermosa Iglesia en homenaje y tal como la aparición lo había solicitado. Claro, este lugar está a pasos de una avenida costanera que se vería afeada por las construcciones que allí se encontraban.
No puede decir que la iniciativa de ese emprendimiento fuera mala idea, ya que el lugar quedó poco a poco convertido en un lugar paradisíaco en el que muchísimas familias concurren día a día en busca del milagro que les resuelva la salud, la economía, algún problema sentimental o familiar. Se decía a sí misma: -Crearon una fábrica de sueños y esperanzas-
Otra vez las dudas ¿acaso estaba mal dar esperanzas? Si el ser humano busca siempre el milagro sanador….está en su naturaleza, según la ciencia una parte pequeña, ínfima de nuestro cerebro está preparada para lo místico. Entonces ¿para qué buscar la razón, para que resistirse a la tentación de sucumbir ante una imagen y dejarse llevar sin luchar contra lo ilógico?
¿Cuántos misterios hay entre las vueltas y curvas, entre todas las conexiones nerviosas de nuestro cerebro? Piensa…que tendría que ser como fueron todas las personas que le dieron la enseñanza religiosa, creer sin cuestionar, pero no puede, lo intenta, para no tener la lucha interna que le crea la razón contra lo irrazonable, lo lógico contra lo ilógico, la fantasía contra lo real.
Su interior es una guerra descarnada, lo sufre, lo siente.
No, no es atea, cree profundamente en la existencia de Dios, cree realmente en la existencia de su hijo y que una mujer fue elegida entre las mujeres del pueblo de Dios para dar a luz al Hijo de Dios. Cree que ese ser superior, les dio a los hombres el libre albedrío para elegir de qué modo quieren vivir y les hizo saber que deberían aceptar las consecuencias de sus actos.
Lo que no entiende es el porqué la gente se inclina ante una estatua hecha por humanos, el porque para creer necesitan ver, no les alcanza saber que alguien en espíritu los protege o los mira, pero por sobre todas las cosas lo que más le molesta es como unos pocos hacen su negocio en nombre de la Fe.
Entonces, nuevamente sus dudas que se clavan como vidrios filosos y lastiman porque no entiende, porque cuando más busca una razón, más se le aleja, porque ve como esa mamá va en busca de alivio para su hija enferma y le dicen que si tiene fe se va a curar y sigue orando y pidiendo y su hija no se cura, entonces ¿porque no se cura, porque le falta fe? La madre cree que tal vez sea un castigo o quizás un sacrificio para alcanzar el cielo. Pero, si Dios es amor…no puede exigir sufrimiento a sus hijos, ningún padre lo hace, entonces ¿Quién está mintiendo? Porque el sufrimiento sigue y alguien que vive muy bien tal vez está aplicando ese sufrimiento a otros, y siguen los porqué sin respuesta.
Se cansa de tratar de entender, entonces cubre con un velo su razón, deja que aflore la mística escondida en un lejano rincón del corazón, entra a la Iglesia y en silenciosa conversación le pide a Dios Perdón…
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