Tu mirada roca, escondite de tu ternura.
La vida, te puso su peor cara.
El cielo, no lloró tanto como tus ojos,
ni tiene el mar tanto salitre,
como el que dieron tus lágrimas
esa primavera, que su alma fue a otro cielo,
lejano al tuyo,
inalcanzable,
infinito.
Se secó tu mirar,
odiaste tu sombra,
nunca más fuiste mujer,
quedó tu paso perdido con su retoño,
que al ser mariposa, voló.
El oro de tus cabellos, se hizo plata.
Quedaste sola esperando.
Llegó la de la túnica negra
callada, y tú, con un suspiro
emprendiste tu viaje
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