¡Oh Muerte!, siempre robas el vestido.
Podrá con tu perfidia envilecerte,
con todo ese poder dejarme inerte
y así matar mi cuerpo deprimido.
Darás todo ese
intento por fallido,
será solo una cáscara robada,
tus manos no tendrán de mi alma nada.
Tu risa será mueca entre los huesos
de seres que no mueren, aunque tiesos,
parezcan ser tu premio de malvada.
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