Esta impaciencia que llena,
esta angustia que me habita,
no existe palabra justa
que defina su invasión.
Es que estoy encarcelada
en este mundo tan lento
al que no puedo alcanzar
ni acomodarme a su avance.
Miro que corre la vida,
aunque al volver la mirada,
lo que pasó, no ha llegado,
nuevamente quedo atrás.
Es que al verme en el reflejo,
noto que no somos pares,
la figura retratada
y la que está prisionera.
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