Mi momento en el mundo.

domingo, 20 de diciembre de 2015

La clave de la felicidad

   La felicidad radica en cumplir con nuestros deseos, no  el deseo de los demás.
   Nos pasamos la vida tratando de cumplir con los deseos de los demás,  dejamos de lado nuestros deseos para no enojar, ofender o lastimar al otro.
   Nos vestimos, nos peinamos, sonreímos y aceptamos situaciones incómodas solo por agradar a los demás.
   Seríamos felices de salir a caminar o a una fiesta con las sandalias cómodas y ese vestido suelto que no representa lujo, sino que es cómodo y nos encantaría vernos con él. Pero, ¿Qué pensarán los demás?
   Nos sentimos incómodas con ese peinado de peluquería que tiene Spray para que no se despeine con el movimiento, preferiríamos ir con el cabello recién lavado, simple, nada aparatoso, pero ¿Qué pensarán los demás?
   Hoy  queremos estar solos, pensar, mirarnos el interior, relajarnos encontrando nuestro yo, pero, si nos negamos a la compañía vamos a ofender o lastimar al otro.
   Al cruzarnos en la calle con  personas conocidas saludamos mostrando la mejor de las sonrisas, aunque el alma haga una mueca,  porque los demás pueden pensar que somos antipáticas.
   Estamos obligados a agradar.
   No, no estamos obligados a agradar, simplemente nos dejamos condicionar los deseos por los deseos de los demás.
   Alejandra Stamateas, conferencista especializada en psicología femenina dice, -Vivir en libertad es tomar decisiones propias, respetarlas y hacerlas respetar. Es invertir en uno mismo, aprender a darnos cosas buenas y, cada día, tener una actitud de expectativa porque lo que viene será mejor.
   ¿Es hora de repensar nuestra actitud con la vida?
   Cuando somos chicos, siempre queremos agradar a nuestros padres convirtiéndonos en abogados como ellos sueñan aunque querríamos ser poetas.
   Nos hicieron creer que la felicidad es hacer felices a los demás. ¿Aunque nosotros seamos infelices?
   Entonces podemos llegar a la conclusión, que cumplir con el deseo de los demás puede llevarnos  a ser infelices toda la vida, porque nunca cumplimos nuestros deseos, solo el de los otros.
   Seamos felices, miremos más dentro de nosotros,  comprendámonos a nosotros mismos, mimemos nuestro ego, cumplamos nuestros sanos deseos que de esa manera, sí, encontraremos la felicidad. Porque al final del camino podremos decir: ¡Viví mi vida!, sino simplemente habremos vivido la vida que los demás nos propusieron.
   Podremos cometer errores, pero serán “nuestros errores” con “nuestras consecuencias” y al abocarnos a la solución, sentiremos felicidad por lograr “nuestros deseos”.
   Sí, sí, la felicidad es vivir socialmente, cumpliendo con nuestros deseos.


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