La felicidad radica en cumplir con nuestros
deseos, no el deseo de los demás.
Nos pasamos la vida tratando de cumplir con
los deseos de los demás, dejamos de lado
nuestros deseos para no enojar, ofender o lastimar al otro.
Nos vestimos, nos peinamos, sonreímos y
aceptamos situaciones incómodas solo por agradar a los demás.
Seríamos felices de salir a caminar o a una
fiesta con las sandalias cómodas y ese vestido suelto que no representa lujo,
sino que es cómodo y nos encantaría vernos con él. Pero, ¿Qué pensarán los demás?
Nos sentimos incómodas con ese peinado de
peluquería que tiene Spray para que no se despeine con el movimiento,
preferiríamos ir con el cabello recién lavado, simple, nada aparatoso, pero
¿Qué pensarán los demás?
Hoy
queremos estar solos, pensar, mirarnos el interior, relajarnos
encontrando nuestro yo, pero, si nos negamos a la compañía vamos a ofender o
lastimar al otro.
Al cruzarnos en la calle con personas conocidas saludamos mostrando la
mejor de las sonrisas, aunque el alma haga una mueca, porque los demás pueden pensar que somos
antipáticas.
Estamos obligados a agradar.
No, no estamos obligados a agradar,
simplemente nos dejamos condicionar los deseos por los deseos de los demás.
Alejandra Stamateas, conferencista
especializada en psicología femenina dice, -Vivir en libertad es tomar
decisiones propias, respetarlas y hacerlas respetar. Es invertir en uno mismo,
aprender a darnos cosas buenas y, cada día, tener una actitud de expectativa
porque lo que viene será mejor.
¿Es hora de repensar nuestra actitud con la
vida?
Cuando somos chicos, siempre queremos
agradar a nuestros padres convirtiéndonos en abogados como ellos sueñan aunque
querríamos ser poetas.
Nos hicieron creer que la felicidad es hacer
felices a los demás. ¿Aunque nosotros seamos infelices?
Entonces podemos llegar a la conclusión, que
cumplir con el deseo de los demás puede llevarnos a ser infelices toda la vida, porque nunca
cumplimos nuestros deseos, solo el de los otros.
Seamos felices, miremos más dentro de
nosotros, comprendámonos a nosotros
mismos, mimemos nuestro ego, cumplamos nuestros sanos deseos que de esa manera,
sí, encontraremos la felicidad. Porque al final del camino podremos decir:
¡Viví mi vida!, sino simplemente habremos vivido la vida que los demás nos
propusieron.
Podremos cometer errores, pero serán
“nuestros errores” con “nuestras consecuencias” y al abocarnos a la solución,
sentiremos felicidad por lograr “nuestros deseos”.
Sí, sí, la felicidad es vivir socialmente,
cumpliendo con nuestros deseos.
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