Mi momento en el mundo.

viernes, 25 de marzo de 2016

Aquí estás...


   Sé que te necesito, también sé que vos estás. Tanto daño te hemos hecho a lo largo de los tiempos, tantas veces te matamos, tantas te crucificamos, tantas veces fuimos sordos, tantas otras te negamos. Te cerramos nuestra puerta, no te vimos al pasar, pero siempre estás ahí, esperando el reencuentro con tu dulce perdonar.
   Con bombas te despedazamos, con virus te enfermamos, cuando lo hacemos a un hermano, te lo hacemos solo a ti. 
   Hoy nos golpeamos el pecho, conmemorando tu muerte, sin saber que estás deshecho, porque entre guerras y odios recordamos solo un día, de que estuviste presente para darnos buena vida, que por nosotros moriste y por nosotros regresaste, que al cielo ascendiste para esperar allá, a todos los hombres de buena voluntad.
    Para pedirte disculpas necesitamos la vida, más toda la eternidad. 

1 comentario:

  1. Hermosa reflexión, Susana.
    La solución es muy sencilla, pero el egoísmo de cada persona es infranqueable.
    Un gran abrazo.

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