Hasta luego amiga
Hoy, mi teléfono celular a las cuatro de la madrugada dejó
de actualizarse, como si supiera que se paró tu respiración, a las cuatro y cuarenta y dos, recibí un mensaje de tu hijo,
el más chiquito, que me decía que te habías ido de viaje, en ese viaje eterno
en el que seguro nos vamos a encontrar, pero hoy, se me rompió el corazón amiga
mía, porque el dolor puede más que la fe del reencuentro. El dolor de saber que
no tendré tu saludo por las mañanas, que tu risa y tu algarabía no van a
alegrar mis días. Perdóname si no voy a tu despedida, es cruel ver tanta vida en una caja fría, es cruel
saber que no te veré más. Este maldito virus te arranca de este mundo, deja el
mundo de tus hijos vacío y el de nosotros tus amigos.
Dicen que todos
tenemos un destino, que tenemos una hora, un segundo en el que Dios dice –ven conmigo-, también se dice que tenemos que aceptar la voluntad
de Él, pero, ¡Como cuesta!.
Yo no te despido
amiga, te saludaré todas las mañanas con mi alma, y sé que me podrás escuchar,
y hasta tu voz quedará grabada en el saludo para siempre, no olvidaré tu voz,
tus ocurrencias y a veces tus bajones.
Te quiero, y mi
beso te llega al cielo, allí donde te vas de vacaciones hasta el reencuentro.
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