Días sin sol,
se escondió en su cueva de nubes.
Sus tibios rayos durmieron,
la mañana siente frío,
sin calor avanza la tarde
y la noche sin luna tirita.
La primavera, sin rumbo
no se suelta del abrazo del invierno.
Los capullos confundidos,
queriendo abrir, tienen miedo
que la blanca mantilla los mate
helando su corazón.
El río que corre en el llano,
pide su escolta de flores;
porque observa de lejos su orilla
cubierta de polvo, desnuda
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