Una bebida o un café
y el deseo que se agiganta cada noche,
solo dos en el infierno,
almas devastadas de codicia,
sedientos de piel,
de labios.
Se queman en la hoguera eterna
del amor prohibido,
Dulces dolores sin mañana,
inciertas despedidas.
Amanecer desolado,
sábanas aromadas de pasión.
Galope del corazón que espera,
en silencio,
callando a gritos las preguntas,
que se ahogan en la nada,
desvaneciéndose en la noche
de otro encuentro,
sin promesas.
Angustia, soledad,
por compañía, un café.
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