¡Ay que cáliz tan amargo que me toca!
sin mirarme en la ternura de tus ojos
sin gozar de los placeres de tu boca.
Es extraño no tener tus labios rojos
y el sutil acariciar de tu mirada
que cubría tiernamente mis antojos.
Ya de todo lo que tuve, tengo nada
y en la nada que me ahoga por tu ausencia
mi desdicha es la sufriente llamarada.
Es al cielo a quien invoco por clemencia
que me aparte de las noches de quebranto
y me quite del amor esta demencia.
Hoy le pido que regreses con tu encanto
en los soles y las lunas de este día,
disminuye mi pesar, borra mi llanto.
sin mirarme en la ternura de tus ojos
sin gozar de los placeres de tu boca.
Es extraño no tener tus labios rojos
y el sutil acariciar de tu mirada
que cubría tiernamente mis antojos.
Ya de todo lo que tuve, tengo nada
y en la nada que me ahoga por tu ausencia
mi desdicha es la sufriente llamarada.
Es al cielo a quien invoco por clemencia
que me aparte de las noches de quebranto
y me quite del amor esta demencia.
Hoy le pido que regreses con tu encanto
en los soles y las lunas de este día,
disminuye mi pesar, borra mi llanto.
Al quitarle al corazón esta agonía.
En la cumbre del amor y sin orgullo
me devuelva tu mirada, la alegría.