Se congeló la piel,
gélidas horas
en un mismo lecho.
El frío polar nos encadena
al más crudo otoño
del amor.
¡Ay, si se derritiera la nieve
de la cumbre del frenesí!
Si tu hoguera
quemara el hielo hasta correr el agua
torrentosa en la cascada
del corazón.
Inútil es,
helado viento nos trae
frigidez en las venas
y un glaciar de sábanas
sin sol.
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