Mi momento en el mundo.

miércoles, 12 de junio de 2013

Sin sueños, sin ganas...

   Alguien le dijo –El ayer es único, no se repite, puede parecerse,  nunca se iguala-

Por eso mientras charlaba con su hijo, recordó esa frase. Hablaban de perdón ante la infidelidad.

   Reflotó la imagen vívida de su esposo engañándola, y de ella, haciendo que no lo sabía, mientras de su alma  hecha jirones, arrancaba el coraje para atraerlo con más fuerza que la amante. Lo logró.

   Su hijo, un hombre ya casado, tenía una sonrisa pícara por las aventuras que conocía de su padre, entonces mirándola, dice –Vos lo perdonaste a papá porque lo querías mucho-

   -Sí- contestó, mientras su mente se iba llenando de los sueños sacrificados  en cada hoja del almanaque que fue inexorablemente cayendo.
   Los contó en silencio, como también contó todos los sueños alcanzados  en la pareja que alegraban ¿a quién…?

   Entonces levantó la cabeza, mirando a su hijo fijamente le dijo –Sí, yo lo perdoné, pero si fuera hoy, no lo haría- hizo una pausa- vos cuida tu casa y tu esposa, ámala como te amas a vos mismo y siempre  recuerda, que tú tienes sueños y ella también los tiene, algunos quizás sean distintos a los tuyos, dale apoyo para que los realice.

   El muchacho escuchó, tal vez sin oír,  y volvió a preguntar -¿Porqué hoy no lo perdonarías?

   -Porque ya, me quedé sin ganas…-

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