Recogen las cortinas
ritual de amanecer en las ventanas,
pasa la abogada con carpetas,
orgullosa de su vientre de nueve lunas.
Se despereza la perra,
cobijada bajo un alero
y se va tras el niño de guardapolvo
haciendo piruetas, por su caricia.
El tímido sol se va asomando
abre los ojos el día, de viento y frío
con su rutina.
El muchacho diferente,
se asoma a la puerta a sentir la helada,
que se escurre despacio
sobre los techos y se hace agua.
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