En el letargo de la soledad
cae el cayado del alma,
se desnuda,
deja ver su indefenso sentir,
señala la muda de mentiras
con las que se fortalece,
para dejarlas caer arrugadas
en el mar de la verdad.
En soledad se renueva,
o levanta muros de falsa felicidad
para la embestida de puñales
con amor y odio.
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