Tu alocado paso terminó en la carretera,
un muro corroído fue
tu salida,
lograste ser libre, más allá de la libertad.
Ya no gruñes cuando llego,
nadie intenta escapar.
Botitas blancas, nívea corbata,
puñado de algodón bordado en azabache,
tus ojos pidiendo
clemencia,
mis lágrimas y tu sufrimiento.
Eres hierba, rosal y recuerdo
en un hueco del jardín y del corazón.
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