El país está convulsionado, las personas eligieron un
milagro,
los milagros no existen,
solo nosotros somos dueños de nuestro destino.
El bienestar no se regala, se lo consigue con el esfuerzo
diario.
El trabajo no llama a tu puerta, tienes que salir en su
búsqueda,
ningún presidente, ningún empresario golpeará tu puerta,
tienes golpearlas tú con insistencia, sin elegir cuando la
situación apremia.
Reclamas un país grande, con oportunidades, con buenos
salarios,
ese país se hace, lo hacemos entre todos, como se hicieron
grandes
otros países del mundo, con sacrificio, ayudando desde el
más pobre al más rico,
todos tirando del mismo carro, un carro pesado, sí, nadie
dijo que era fácil.
Tenemos un país maravilloso, pero nos está arrastrando el
individualismo
y el fanatismo nos está haciendo enemigos, basta con mirar
nuestra historia.
Para darnos cuenta que vemos la posibilidad de mejora,
como si viéramos
equipos de futbol, vos River, yo Boca o viceversa.
El día que dejemos de exigirle a un gobierno la solución
y comprendamos que la solución está en cada uno de nosotros,
ese día comenzaremos a crecer. Desgranemos la historia de nuestro país
para no cometer los mismos errores, porque los errores no
fueron de los gobiernos,
fueron nuestros, porque siempre depositamos en manos de
nuestros políticos,
la esperanza de los milagros y vuelvo a repetir, los
milagros no existen,
existe la unión en el sacrificio con la meta de engrandecer
el país,
para nosotros, para nuestros hijos, para las generaciones
futuras.
El milagro somos nosotros, pongámonos en funcionamiento.
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